


Mito: El presente es producto del pasado y no tenemos voluntad ya que sólo sufrimos o gozamos las consecuencias de aquello que ya pasó (nuestras experiencias, nuestros traumas, dónde nos tocó nacer y vivir y qué cosas, etcétera.). Entonces llega alguien a confrontar a sus padres y les dice, "me enseñaron todo al revés, me hicieron perder muchos años y darme topes" a lo que ellos responden, "uuuta hicimos lo que pudimos, pero tus abuelos eran unos neuróticos y no pudimos evitar que te cayera algo de mierda." Entonces vamos con los abuelos y ellos dicen, "¡Pero eramos unos morritos en la revolución mexicana! Bueno que pudimos sobrevivir y tener una familia". Siempre es culpa de algo previo, hasta que llegamos con Adán, que nos explica que es la culpa de Eva, que lo sedujo, que es la culpa de la serpiente, que la convenció. El próximo pedo que cualquiera tenga en su vida, puede acordarse de esto y mentarle la madre a la serpiente y a todos los siguientes por pasar la bolita.
Realidad: El pasado es producto del presente. Suena loco, pero sí. Y además está muerto, difuminándose (como las huellas, borrándose entre más atrás en el pasado.), mientras que el presente está vivo, cambiando, es movimiento.
¿Cómo algo muerto e inmóvil produciría una cosa viva y dinámica? Pooos no tiene sentido, es al revés: las cosas activas, móviles, son las que producen cosas quietas: los restos que van dejando a su paso. Las huellas no hacen al caminante. Cada segundo estamos fabricando "nuevo pasado".
Inspirado en "El Tiempo", escrito por Alan Watts.
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